Llega otro año más el 1 de mayo, día internacional de las trabajadoras. Conmemoramos este día de reivindicación y lucha desde 1889, cuando en Congreso de la Segunda Internacional Socialista celebrada en París se decidió que fuese una jornada de lucha reivindicativa por los derechos de las trabajadoras. Tres años antes, el 1 de mayo de 1886 en Chicago se producía una campaña de protestas con la reivindicación central de la jornada laboral de ocho horas. La gran huelga que comenzaría a cambiaría la historia. Dos días después en una reunión de trabajadores la policía intervino y el fuego de las armas produjo seis muertos y medio centenar de heridos El día 4 se concentraron en la plaza de Haymarket y tras la represión policial se acabó con disturbios y detenciones. Tres de ellos fueron condenados a prisión y cinco a muerte, los cuales serían ejecutados en la horca.
Tiempo después seguimos en la lucha. En un contexto de crisis-estafa donde los sueldos se han recortado, la precariedad laboral se ha disparado, el paro cada día es mayor y el número de familias sin ningún tipo de ingresos crece, el ser humano no puede decidir su futuro ya que se ve forzado a ser esclavo del capital para subsistir . Por ello, esta fecha es para recordar que seguimos ahí, levantando el puño reclamando lo que es nuestro, para no perder lo que consiguieron anteriormente muchas con su lucha y para seguir conquistando los derechos que nos pertenecen. La dignidad de la lucha de la clase obrera que debe enfrentarse ya no solo al capital sino a aquellos que traicionaron como ciertos sindicatos que se convirtieron en gestoras y negocios y que olvidaron que eran organizaciones para defender los derechos de las trabajadoras.

Foto: Víctor Lerena
La clase trabajadora del siglo XXI se aleja del tópico del hombre blanco con el mono azul. En estos tiempos modernos, la clase trabajadora necesita una representación sindical abierta, más feminista, internacionalista, educativa, alerta contra el cambio climático y sin olvidar a todas las explotadas en distintos ámbitos laborales. Desde la obrera de la cadena de montaje, la camarera, la administrativa precaria, la artista o las investigadoras forzadas a emigrar. Unos sindicatos que representen a los trabajadores y las trabajadoras y no vayan de comida con la patronal.
Esta sociedad está dibujada bajo un perfil de desigualdad e injusticia en el que la riqueza queda en pocas manos y la legislación laboral beneficia sin paliativos a los grandes empresarios que atacan toda clase de derechos de las trabajadoras. Atacan lo público en beneficio de lo privado, como en el caso de las pensiones, imponen unos pactos sociales para que nos conformemos con migajas y nadie piense en sublevarse, leyes que limitan la libertad de expresión y penalizan la protesta… todo para perpetuar el sistema capitalista que nos condena.
Un 1 de mayo más estaremos en las calles, pero también debemos seguir en pie mirándole a los ojos del patrón y sin agachar la cabeza el resto del año. Organizarse en la lucha, seguir remando. Venceremos.
¡Viva la lucha de la clase obrera!